Después de muchas idas y venidas, después de tener demasiado ocupado todo mi tiempo, después de desear que los días fueran mas largos porque no tenían la suficiente capacidad para acumular tal mogollón de cosas que tenia pendientes por hacer, después de quitarle horas a la noche y al descanso que todo cuerpo necesita...¡por fin he encontrado un hueco, para emitir un suspiro! Y aquí estoy, respirando profundamente con la tranquilidad de un deber cumplido.Me he entregado en cuerpo y alma en un proyecto que ha dado y va a dar momentos de felicidad a una persona, por eso creo que mi esfuerzo y el de otras personas ha valido la pena. Mientras estamos metidos de lleno en algo que nos gusta, que nos aporta satisfacciones, que nos llena y que a su vez hace feliz a alguien...como recompensa recibimos el premio de una sonrisa, o de una carcajada, o una expresión de agradable sorpresa,o unos ojos que se empañan por la emoción del momento...y todo eso no tiene precio...ni se compra ni se vende.
Tengo que reconocer que muchas veces "me acomodo" en mi rutina y que conste, que de cómoda no estoy nada, es algo que, cuando me doy cuenta de ello, siento la necesidad de escapar, de buscar cosas nuevas, creándome algo que me aporte ilusión para salir del circulo vicioso que crea la rutina.
Y aquí estoy, de nuevo envuelta en la rutina de las cosas que me gusta hacer, mis pequeñas cosas, porque las metas no tienen que estar muy lejos, ni tienen que ser muy grandes, porque se pueden convertir en imposibles o puede ser que nunca lleguemos al final y eso crea demasiada dependencia. Hay que trazarse metas por las cuales tengamos que luchar, pero que también tengamos alguna posibilidad de conseguirlas.
A mis días siguen faltandole horas para hacer todo lo que yo quisiera, pero lo mas importante es que aunque no hago todo lo que quiero...si quiero todo lo que hago.
