domingo, 27 de diciembre de 2009

UN INQUILINO LLAMADO ALZHEIMER

   Acabo de acostar a mi bebé. ¡Es tan dulce, tan tierna! Cuando la metemos en su cama, la ponemos de costado, la arropamos, a veces ella pone su mano sobre la almohada y reposa su carita sobre ella; da la sensacion de que esta en la postura adecuada para un descanso placentero. Sus dias ahora son tranquilos,casi siempre esta con los ojos cerrados,  a veces duerme, otras juega con la ropa, otras parece que esta enfadada, pero de una manera u otra está. A la hora de la comida es increible,come estupendamente lo que le des y cuando se lo des, pero eso si, siempre triturado porque casi no tiene dientes.Aunque practicamente no sabe hablar, no por eso dejamos de darle conversación, y aunque casi siempre nos ignora, alguna que otra vez nos mira y nos contesta balbuceando algunas palabras de las cuales casi nunca entendemos ni una. Cuando dice su nombre o responde con un ¡que! al escuchar nuestra llamada, lo celebramos como un gran acontecimiento que se da muy poquitas veces.Tambien se da el caso alguna vez de que nos dedica una sonrisa, o de que cuando le damos un beso nos devuelve una docena...pero el resto del tiempo no existimos para ella, pero esta ahí, en su mundo aparte.

   Mi bebé cumple el proximo 5 de Enero 87 añitos y tendra su tarta y soplaremos las velas por ella, por supuesto si Dios quiere.
   Olvidados quedaron sus buenos y malos tiempos desde que se instalo en su mente el alzheimer: su infancia, su adolescencia, su juventud, su madurez, sus padres, sus hermanos, su marido, sus hijos, sus recuerdos... todo ha ido desapareciendo poco a poco, hasta que ha borrado de su mente toda su vida de un solo plumazo.
   Ahora es como un bebé, nuestro bebé, al que solo podemos darle ya cuidados y mucho, mucho amor.                                                        

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